martes, 15 de febrero de 2011

Lento

¿Cuánto tiempo durará esta espera? Dime ¿cuánto?
¡¡Te odio tiempo, a ti y a tu maldita relatividad!!
Dime ¿cuánto tiempo más tendré que aguantar?
Por ahora no tengo nada, mas que a ti.
Solo a ti.

viernes, 11 de febrero de 2011

Hoy comenzaron

Ella, pequeña de tes morena.
Él, mediano de tes más oscura que ella.

Durante más de una hora estuvieron platicando frente a frente. El escenario: un par de cafés, una mesa, dos sillas, y todo lo que puede haber en una de esas tiendas especializadas en vender café.

Ella, con un saco, debajo una blusa y más abajo una falda a las rodillas que cuando se sentaba subía un poco de nivel.
Él, con un pantalón claro, una playera y un suéter que nunca se puso.

Poco a poco su plática los iba envolviendo más y más, los ojos de ella se fueron encendiendo mientras la plática avanzaba. Él, cada vez más cerca de ella hasta el punto de ya no estar de frente sino casi hombro a hombro.

De momento, él se levantó al baño y ella se quedó sola entre las miradas ajenas que atestiguaban el encuentro; a su regreso ella fue la que lo dejó solo por unos momentos.

Todos fuimos testigos del beso que ella le dió por la espalda cuando regresó. Después de ese momento, sus ojos se llenaron de cierto brillo que antes no tenían. Parecía como si por alguna razón, lo que sucedía la emocionaba al grado de mostrarlo en esa mirada.

Hubo un espacio de tiempo, intercambiaron las miradas largamente, y de repente poco a poco sus bocas cerraron la distancia que las separaba por primera vez.

Beso.

Y luego una serie de ellos, largos, cortos, medianos, de frente, de lado, con sonrisa en medio, con suspiros y silencios.

Ella, sosteniendo la mano de él sobre su regazo.
Él, aventurando su mano hacia sus piernas con decencia y lentitud.
Ella, que al principio quitaba su mano amorosamente.
Ella, que poco después aceptaba sus caricias sin miedo.
Él, que no dejaba de besarla.
Ella, que pronunció su escote unos centímetros más.

Parecía que estaban solos, y de alguna manera si lo estaban. Solos en el beso que construyeron para ellos, solos en ese lugar lleno de gente indiferente a sus besos y a su naciente romance.

No hubo duda de que eso fue un principio, nadie lo notó. Pero lo fue.

Hoy, ellos comenzaron.