Hace mucho, pero realmente mucho tiempo que no me sentaba a tocar la guitarra como lo he estado haciendo estos días. Todo comenzó un viernes en el que de nuevo pude compartir algunas notas y versos con un amigo, y de ahí en adelante he estado tocando un rato en las tardes de nuevo, "como en los viejos tiempos", y vaya que son viejos pues ya cada vez se ven más lejos cuando los recuerdo.
Se acercan los días de los abrazos y pues creo que la nostalgia comienza a llegar poco a poco, pero pues ¡que venga! Total, ¡lo que no te mata te hace más fuerte! Últimamente siento como que puedo con todo, se que no es cierto, pero se siente bien mientras dura.
Ayer, por ejemplo, tocaba mi guitarra y sentía que poco a poco los dedos iban recordando los acordes de viejas canciones, muchas de ellas me han acompañado por mucho tiempo, pero por alguna razón en el pasado: decidí dejarlas a un lado. Pero no más, las necesito, las necesito así como necesito de muchas otras cosas que por estúpido he alejado de mí. Hace sentido decir: "¡me extraño!" Y vaya que lo hago, y en días de cuerdas y sonidos, se siente más fuerte.
Bien decía algún sabio griego, "...lo único constante es el cambio". Y todo lo que no cambia, muere. Se marchita y se seca. La verdad; no quiero que ese sea mi destino. Me niego. ¡No!
Y en eso se va mi mente mientras manejo mis 55kms de regreso a casa, y en esos kilómetros se tejen en mi mente los pensamientos que aquí plasmo hoy. No pienso dejar de hacer lo que me gusta de nuevo. Por nada ni por nadie. Quiero ser yo siempre y no olvidarme otra vez. Cuerdas, dibujos de acuarela, relatos, bocetos, fotos en blanco negro y a color, momentos de una vida compartidos, todo al mismo tiempo. Todo al mismo tiempo.
Omar
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