Dejarlo todo sin voltear a ver lo que se queda.
Seguir caminando siguiendo los sueños, gustos y anhelos.
Dejarlo todo, y no perder de vista el horizonte nuevo.
Abrirse paso entre las dificultades, sabiendo que detrás de ellas hay satisfacciones.
No olvidar nunca el seguir sintiendo, disfrutando de cada momento.
Dejarlo todo, menos a Dios.
Recordar lo que se ha aprendido antes, no con nostalgia, sino en busca de experiencia.
Buscar con todo el ser, el lugar en donde el corazón late más fuerte.
Y allí... Quedarse a escucharlo latir.
Dejarlo todo, llevarse nada.
... Llevarse nada, solo la vida.
Dejarlo todo, cambiar de vida.
Omar
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